Abstract:
Actualmente las empresas se desarrollan en un entorno de incertidumbre de las condiciones de mercado y mayor competitividad a nivel local, nacional e internacional. Por tanto el empresariado afronta el reto de mejorar su productividad, enfocándose, fundamentalmente, en la generación de valor para los involucrados (empleados, clientes y accionistas) y en la mejora de la calidad del producto y/o servicio. Por lo expuesto, es fundamental que todas las dependencias de la organización estén orientadas al cumplimiento de los objetivos estratégicos de sus organizaciones. Este planteamiento resulta de especial trascendencia para la función de recursos humanos. Durante los últimos años se han venido realizando esfuerzos a para transformar la gestión tradicional del factor humano en una práctica moderna que genere y multiplique el valor de las empresas por medio del incremento de la productividad de los empleados. Uno de estos esfuerzos es la gestión por competencias, filosofía de dirección de personas, cuya correcta aplicación garantiza que los sistemas tradicionales de recursos humanos (capacitación, desarrollo, selección y compensación) aporten a la ejecución de la estrategia y sirvan de soporte efectivo; ya que hace posible el aprendizaje corporativo al ligar las capacidades organizativas con los conocimientos y cualidades que las personas deben poner en práctica para desempeñar sus puestos. No hay otro camino: o la gestión de personas, mal llamada Recursos Humanos, se inserta en la estrategia del negocio o será reducida a trámites administrativos, siempre necesarios pero en ningún caso generadores de valor.